28 oct 2014
QUE VIENE EL LOBOOOO !!!!!!
Cuantos cuentos de lobos, nos contaban de pequeños, que si el lobo y los tres cerditos, que si el lobo y los cabritillos, y el que si no el más conocido, si el más recordado, el lobo y caperucita roja...
Cerditos, cabritillos que ahora son parte de la cena, o que se fueron fuera y ahora tienen una buena vida cerda y no tan encabritada, como, se presenta el panorama en este país, quizás un salto de generación, quizas, no se ve horizonte como dice nuestros gobernantes.. pero no nos salgamos del cuento, que es peor y no comemos...
Caballeros solitarios, que ya no luchan por princensas lloronas en castillos. Ahora cabalgan en cochazos, con la esperanza de cruzarse con una dama de hoy, de la calle, en cualquier esquina, y un rápido aquí te pillo aquí te mato. La Caballerosidad quedó atrás con los tiempos...
Y El lobo, este lobo, de mis cuentos, ya se quedó sin cuentos, sin cerditos y cabritillos, pero sigue camino, lejos de hilos argumentales, y narradores cotillas que quieren continuar sus historias, y sólo busca alguna caperucita ingenua y despistada por calles podridas...
María, rusa, seductora y más lista que el hambre. Llamemos la pues Caperucita Roja. Caperucita paseaba tranquila y despreocupada por las oscuras calles de esta gran urbe. El galopaba, melena al viento, a lomos de su Harley Davidson. Así son los lobos feroces de este siglo, ( o te reciclas o mueres)...
Este lobo se detuvo a su lado y le dijo que era peligroso que una chica tan guapa como ella caminara a solas de noche por estos lugares. Buena táctica de ligue, casi tan buena como la de esa canción de los Burning( ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?, )...
Así fue como se conocieron e intercambiaron sus primeras palabras.. Él era un morenazo , pelazo negro , ojos negros zainos, Lucía una bonita y brillante melena, negra también, sonrisa Profident y mil y un tatuajes. Era algo macarra, un tanto rústico, hasta la propia Caperucita lo reconocía, pero a la vez tenía algo atrayente, lo llamó blacky...
Tras unos minutos de conversación, "Blacky" invitó a Caperucita a dar un paseo en moto y ella aceptó encantada de la vida. Con que mejor que un lugareño para visitar la ciudad desconocida y conocer sus entresijos, y sus garitos para tomar algo. Juntos recorrieron las calles, y visitando todos los bares, o al menos, gran parte de ellos de esa urbe. Y los mágicos rincones que esconden toda ciudad. Blacky y Caperucita cenaron comida local en unos de los locales típicos de la ciudad, en la misma playa, llamados chiringuitos. Y entre el sonido de las olas al romper y a la luz de la luna se dieron el primer beso. Como estos bares de comida cierran relativamente pronto, por lo que parecía que la velada tocaba a su fin, Blacky le propuso a Caperucita un paseo en moto hasta el faro para ver el mar. Pero Caperucita que de tonta no tiene un pelo, sabía lo que significaba que la llevaran asta allí era lo mismo que en su pueblo, es como que te lleven al pajar. Así que declinó educadamente la invitación de Blacky, pues esa noche no tenía el chichi pa farolillos y todavía temía a ese lobo feroz...
Pero el destino quiso que Blacky y Caperucita volvieran a verse, y se encontraron de nuevo la noche siguiente. Blacky le contó mil historias, cuentos de brujas buenas y brujos malos, leyendas de pasión y cuentos para soñar despierto. Le habló del don que tenía, heradado de su abuela, que solía adividar el futuro, que leía las manos.
La noche les estaba sabiendo a poco, y de nuevo cerraban los bares. Blacky le volvió a ofrecer una vuelta hasta el solitario faro. Y esta vez Caperucita aceptó gustosa. El seguía siendo el mismo lobo, pero ella ya lo veía con otros ojos, ni desconocido ni feroz, sino muy atrayente y muy muy sexy.
El cielo era un manto de estrellas y la luna se reflejaba en el mar con destellos plateados, y esa noche bandida compensaron los veinte segudos que sin duda pasarán a la posteridad en las vidas de Caperucita y el Lobo, para bien o para mal.
Una vez terminado el coito, Caperucita, tristre y apesadumbrada, se levantó. Tumbado en la arena y abatido por su gran azaña el feroz Blacky le preguntó a la linda Caperucita, "Where are you going, sweety?" (¿Dónde vas cariño?).
Y cómo hace tiempo que ya no nos tragamos el cuento a la antigua usanza, Caperucita, subiéndose las bragas, le dijo:
Voy a lavarme el coño a la orilla.
Mientras me contaba su historia, me permití interrumpirla. Caperucita, hija, tampoco te mosquees. No te pongas así, que estas cosas pasan hasta en las mejores familias. Si yo te contara…De todas formas, Caperucita se quedó con las ganas y sigue con la mosca detrás de la oreja. Está esperando el nuevo envite del macho alfa herido en su foro interno y se salva la velada....
Pd...: Había un pastor en el pueblo, tan guasón que le gustaba quedarse con sus convecinos chillando a grito pelao " QUÉ VIENE EL LOBO" "QUÉ VIENE EL LOBO" partiendose el culo de risa al ver a todos los barones del pueblo correr hacia donde solía ir a pastar con las ovejas, hasta que un día de verdad se presentó el lobo y aquel guasón pastor chillaba a grito pelao que viene el lobo, no encontró respuesta a sus súplicas, y se lo follaron a él y a sus ovejas....
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
100% de acuerdo.
ResponderEliminarYo también prefiero al lobo, jejejejeje
(Vaya cuentico... eh?? Las mil formas que toma xD!!)