22 abr 2010

Sucumbida al placer


No sólo eres mi hombre,
eres mi Amo, mi músculo,
la otra mitad de mi ser de
mi cuerpo.
La fuerza que me protege y
de mí se apodera, me
vendas los ojos y cedo.
Tus manos fuertes recorren
mi cuerpo, tus sabios besos
que me hacen enloquecer,
un temblor que me hace olvidar.
Un escalofrio me hace perder
el equilibrio, abolir mi identidad,
no sé quién soy pero sé que soy
tuya.
En nuestro mundo, en nuestro
habitáculo, en nuestro escondite
sólo queda esa verdad, mientras
la realidad se deshace en pañuelo de seda sobre mis ojos, en cuerdas
sobre mi cuerpo haciendome cautiva de tus deseos.
Y el frio se desvanece, ya no corre la brisa, por dentro se enciende el calor.
apenas hay sonidos sólo mis jadeos, cada tanto se oye un crujido en el
aire, tus manos sobre mis nalgas deja tu huella imborrable.
El sudor nos envuelve, pega nuestros cuerpos en uno, te siento en mis
entrañas con esa masa incandescente que me saca de quicio,
me siento una demente que desea beber tu semilla, adorar ese hermoso
mástil besándolo sumisamente, deborándolo con avidez,
mis ojos te miran e imploran que dejes tu simiente cálida en boca
de su sumisa ardiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario