Oh, Belcebú, eres realmente tú?
En ocaciones te me presentas en forma de deprabado macho cabrío, otras de hermoso angel Caido, adán con refinados modales, caballero del mal.
Cada vez que apareces en mi cama me haces ser ardiente, pasional, sintiendo las ataduras, esclava de vos soy.
Qué brebaje me das? Amo, mi Rey, Hechicero, mi Señor... Que me llevas a tus infiernos, sintiendome en mi paraiso.
Déjeme decirle mi Señor que le quiero y le deseo, que me postro rendida ante sus pies, alavando cada poro de su piel sin que me lo mandes.
Dejeme ser tu veneno, su pócima más depravada. Sométeme a sus infiernos, que serán mis cielos divinos.
Acorrúcame siempre entre sus brazos, en su pecho y con dulce cariño y depravada pasión seré su más ardiente sierva.
Graba en mi cuerpo, a cuero vivo, sus marcas diabólicas, que pueda decir al verlas que le pertenezco en cuerpo y alma.
Siempre beberé de su mano, pues soy su sierva descarriada, quiero sentir que eres esa poción candente y pasional que me embruja y envenena, que disipa mis dudas, temores y penas.
Llévame... Llévame por favor... Lléveme a sus infiernos que yo sabré corresponderle, dandole pasión y disfrute. Y nos sumergiremos en una borágine de depravación, sexo y deseos oscuros, sintiendonos en sus infiernos, en mi paraiso....
